En los íntimos recuerdos
De tu toque vacío y ligero
De tu toque lascivo y trémulo
Una décima que se rompió.
No hay pentámeros, ni versos
Sólo tú, sólo tus besos
De un narcótico descenso
Por la nicotina de tu ser.
Es el humo íntimo y suave
Es la fluidez amarga y grave
Es un amor que tibio sabe
A la metáfora que nos separó.
En tus insolentes deseos
Cabalga nuestra violenta destrucción
Aún en la desesperación de nuestros cuerpos agonizantes por la fascinación.
Tal vez sea tarde para la negación
Pero no esperaré más por la infinita redención.
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