miércoles, 26 de junio de 2013

Falling away with you

Y lo desperdiciamos todo, dejamos ir todo lo que eramos. 
No sé si valga la pena arrepentirse, no sé que tan bueno o malo sea ver de lejos el fondo. 
Ya no puedo sentirme mal por lo que hay alrededor, no puedo sentir la culpa en mis manos de todos esos momentos que acabaron con mi felicidad, no puedo sentirlos. 
No puedo volver caer, ahora tengo de quien sostenerme. 
En algún momento supe lo que era tocar el fondo y lo que hay debajo de él, supe lo que fue llorar sangre y agua, supe que si no encuentras salida eres un perdedor. 
No volveré a cometer los mismos errores, no volveré a sentirme menos de lo que fui. No soy esa persona, esa persona cayó, profundo, lejos e inexplicablemente se murió en el fondo, en la miseria
Los recuerdos que quedan están guardados en lo más oscuro y recóndito de mi alma, de ese ser maldito que pedía a gritos la muerte. 
No hay buenos momentos, ni buenas intenciones, solo el dolor abarca esa época, la oscuridad opaca todo, ese abrumador dolor de los extensos días, pesadillas y polvo. Debería dejarlo ir, pero en noches de absurda soledad, los monstruos debajo de la cama salen para agitar aquellos momentos en los que la luz había perdido el sentido.
He dejado todo lo que fui, lo he olvidado. El estómago vacío y las manos frías también, los huesos marcados y la garganta destrozada, son cosas a las que no quiero volver, aunque la voluntad es débil y no entiende de razones, no negocia contigo, te acaba. Te consume de pies a cabeza, te consume la cabeza, no puedes pensar y eso, eso es lo único que me ata al pasado, a los monstruos de pesadilla, es lo único que me ata conmigo y no quiero porque ya no quiero caer más contigo.


domingo, 2 de junio de 2013

Puntos suspensivos

El tiempo es eso que pasa mientras...
De un tiempo para acá tengo la necesidad de terminar con esto, con esta vida, estas ansias, esto...pero no puedo. 
No puedo recaer, ni puedo volver a perder el camino. De un tiempo para acá solo necesito dejar de estar, olvidarme de todo.
La constante duda de saber si algún día dejaré de desear otra cosa, otro cuerpo, otra vida, es sin duda, lo que me atormenta; lo que hace que me levante cada día, lo que me invita a dejar esos puntos suspensivos.
A veces quiero solo poner punto final pero el no saber que pasará mañana, no me deja. Quiero saber. Lo necesito. 
Tengo la necesidad imperiosa de sentirme bien con esto, con el tiempo, con mi cuerpo, con mi vida. Tengo la necesidad pero no puedo tomar el control, siempre lo he de perder. Es por eso que los puntos suspensivos son, sin duda, lo único que no he podido borrar, tampoco he borrado mis demonios, solo los mantengo guardados.
Quiero ser feliz, sin puntos suspensivos, quiero ser pasajera, oscura, luminosa, plana y profunda a la vez, todo junto. Como una mezcla perfecta de demonios, errores y buenas intenciones, quiero ser simplemente mi punto final. Quiero que cuando me vea en el espejo, esa mancha borrosa y nula, vea solo un reflejo casi tan igual como el que ven los demás, ser como se supone que debería ser. Sin puntos suspensivos, sin que nadie y nada esperen algo de mi, quiero ser el punto final de los tres últimos puntos que siempre han de estar asechandome tras cada decisión que tomo. Debería ser mi punto final pero esos no existen, al menos no para mí. No hay puntos finales porque no hay finales felices, y el final que quiero para mí, por más que lo busque, no estará por ningún lugar porque esos puntos finales solo son para las personas que sabemos no van a cambiar, no importa lo que pase, solo no dejarán que nadie los cambien pero para alguien como yo, volátil y violenta solo existen los tres puntos desesperantes del no sabré que pasará mañana pero al menos sé que tocar el fondo te da una razón para no querer un punto final.